lunes, 4 de junio de 2012

El regalo que siempre quise.

Cuando era pequeño y llegaba la navidad a veces no me regalaban nada. Otras veces me traían algún juguete al que no prestaba atención, ya que yo siempre quería otras cosas. Una de las cosas que siempre deseaba (y aún deseo) es una pistola. Siempre rezaba porque dentro de aquella caja con lazo hubiera una pistola semiautomática. Si me la hubieran regalado hubiera sido todo más fácil y divertido, hubiera disparado sin temblar a muchos chavales del colegio, a muchos profesores, a algún hijo puta del barrio y a unos cuantos familiares. Padres, regalad una pistola a vuestros hijos: les hará independientes, más fuertes y decididos a afrontar sus problemas. ¿Por qué dejar que el crío lo pase mal con determinados sucesos? Ayudadle de verdad. Eso sí, en casa guardad las balas bajo llave y solo dárselas cuando haya cruzado la puerta.

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