lunes, 23 de julio de 2012

Hielos contra el vaso.

Esperaba que volviese,
como un recuerdo infantil
reía al evocar todo lo que había
mientras bebía whisky,
me sentaba en la cocina
a oscuras, con la mente
descolocada,
y lo único que se podía oir
eran los hielos chocando
contra mi vaso.
Era adicto a ese ruido
y lo sigo siendo,
como ver un duelo
o un combate de boxeo.
Tosiendo como un minero,
escupiendo sangre
como un canceroso
cuyo pulmón
ya no funciona,
pero era mi corazón
el que estaba lleno
de ceniza y negro.
Descalzo pero sin playa,
desnudo pero sin ducha,
borracho pero no contento,
timido como una puta
que debuta,
llorando como esa misma mujer
preguntando qué cobrar
por una mamada
en el asiento de un coche.
Volando más alto que tú
pero sin parar de caer,
tapones para los oidos
y preguntas sin resolver.
Droga de farmacia en el bolsillo
para después de los vasos,
coma en el sofá
para olvidar que no te olvido.
Que espero que se levanten tus muertos
y te lleven con ellos
al infierno del que no debiste salir,
yo me quedo en la cocina bebiendo,
reflexionando, pensando, aspirando,
sabiendo que no eres nada
y yo soy liberto.

domingo, 15 de julio de 2012

Dias largos

Días largos, en los que el papel está mojado y el sol pega más que un viaje lisérgico. Era ese martes, ¿o tal vez era miércoles?, la verdad es que no importa mucho, llevaba mucho tiempo sin saber que día era, muchas mañanas encontrándome al vecino trajeado en el portal mientras salía el sol, y cambié un tiempo. Estuve "des-intoxicándome" -¿se deja alguna vez?- y una noche me desperté sudando, o eran lágrimas y por eso estaba mi cara empapada, pero las penas y los espejos rotos no importan apenas cuando lo que ocurre es que nada es lo que parece, cuando tienes las maletas agavilladas como un buey, cuando las palabras son una meada que se va con tirar de la cadena. Llevaba despierto desde que amaneció, pero no me levanté de la cama hasta que el sol estuvo a noventa grados. Estaba solo en casa, y eso no era nada malo, llevo desde los ocho años queriendo irme, justo cuando el cerebro comienza a relacionar y a pensar un poco más sobre el entorno que le rodea. Abrí una botella de vino y con la prima copa vino la vomitona, me bebí otra y la volví a vomitar. Entonces bebí cerveza hasta las siete de la tarde, mientras pulía el resto de un chivato de yeyo. Comí un poco y me aburrí, entonces te llame, TE LLAME. -¿por qué cojones lo hice?-, y quedé contigo en en Malasaña. No estaba agusto contigo, pero necesitaba cariño. Yo sabía que era todo mentira, que estar por ti fue peor que intentar desengancharme, y aún así quedé contigo a las diez.

 Me puse guapetón y pille en el chino un par de litros, los cuales me pinché antes de salir de la línea siete. Salí en Tribunal, me encendí un cigarro, me pillé una yonkilata en un chino y me senté en un banco a esperar. Por fin te vi, pero tú no me viste. De repente me sentí fatal nada más verte, estabas echando un porro y estabas guapísima. Pero me diste asco, me sentí más vacio que mi lata. Entré otra vez al chino, pille dos yonkilatas y me metí para el metro, camino a mi barrio, sin decirte nada. No me pediste explicaciones, no me llamaste para insultarme ni nada. Creo que ambos sentimos lo mismo, creo que me viste y pensaste lo mismo que yo. No volvimos a hablar. Esta todo mejor así. Al fin y al cabo, la verdad es cosa, ergo, la mentira no puede serlo, no es nada.


lunes, 9 de julio de 2012

Días que mejoran.

Me levanto a las dos de la tarde y sin ganas de nada, con resaca, acordándome de la madre del insomnio. Las piernas me tiemblan y me dan arcadas, me entra la ansiedad, hay demasiado sol. Me bajo al chino a por unos litros y unos cigarros, que es la única forma vital que conozco de arreglar-me todo este malestar. Ando en pelotas por mi casa y pongo música buena, hago como que bailo mientras bebo. Ya todo va mejorando un poco, me acuerdo de ti y sonrio, he soñado contigo y eso siempre es algo bueno. Va bajando la marea y el mundo vuelve a girar, me vuelvo a acordar de ti y se vuelve a parar. Da asco levantarse pero así da gusto volver a la vida, termino una cerveza y abro otra, y me fumo otro cigarro. Me llega un mensaje tuyo y se me iluminan los ojos, que te vi cuando empezaban a cantar los pájaros y ya me parece mucho tiempo. Voy a mi habitación a vestirme, veo una foto de lo único que he querido y la guardo en un cajón, que tenerla a la vista cada día no es bueno para mi salud. Te contesto y cada cosa que llega cada cientoveinte segundos es mejor que la anterior. Me pone más cerder un beso tuyo que una mano en el pantalón. El día está mejorando. Va mejorando, me voy sintiendo mejor. Me falta verla, y una botella de rón.

martes, 3 de julio de 2012

Yo qué sé

De estar escribiendo y de repente darte cuenta de que has estado repasando todos tus errores y han pasado del boli al papel. Leer de nuevo ese papel y joder, me rio y no es por el alcohol. Me he dado cuenta de que no importas y de que las palabras no importan una puta mierda si luego duermo contigo y sueñas con otro. Rompo el papel, me abro otra cerveza y ni te llamo ni te contesto. Paso de ti, que es mejor así.