Esperaba que volviese,
como un recuerdo infantil
reía al evocar todo lo que había
mientras bebía whisky,
me sentaba en la cocina
a oscuras, con la mente
descolocada,
y lo único que se podía oir
eran los hielos chocando
contra mi vaso.
Era adicto a ese ruido
y lo sigo siendo,
como ver un duelo
o un combate de boxeo.
Tosiendo como un minero,
escupiendo sangre
como un canceroso
cuyo pulmón
ya no funciona,
pero era mi corazón
el que estaba lleno
de ceniza y negro.
Descalzo pero sin playa,
desnudo pero sin ducha,
borracho pero no contento,
timido como una puta
que debuta,
llorando como esa misma mujer
preguntando qué cobrar
por una mamada
en el asiento de un coche.
Volando más alto que tú
pero sin parar de caer,
tapones para los oidos
y preguntas sin resolver.
Droga de farmacia en el bolsillo
para después de los vasos,
coma en el sofá
para olvidar que no te olvido.
Que espero que se levanten tus muertos
y te lleven con ellos
al infierno del que no debiste salir,
yo me quedo en la cocina bebiendo,
reflexionando, pensando, aspirando,
sabiendo que no eres nada
y yo soy liberto.
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