lunes, 9 de julio de 2012

Días que mejoran.

Me levanto a las dos de la tarde y sin ganas de nada, con resaca, acordándome de la madre del insomnio. Las piernas me tiemblan y me dan arcadas, me entra la ansiedad, hay demasiado sol. Me bajo al chino a por unos litros y unos cigarros, que es la única forma vital que conozco de arreglar-me todo este malestar. Ando en pelotas por mi casa y pongo música buena, hago como que bailo mientras bebo. Ya todo va mejorando un poco, me acuerdo de ti y sonrio, he soñado contigo y eso siempre es algo bueno. Va bajando la marea y el mundo vuelve a girar, me vuelvo a acordar de ti y se vuelve a parar. Da asco levantarse pero así da gusto volver a la vida, termino una cerveza y abro otra, y me fumo otro cigarro. Me llega un mensaje tuyo y se me iluminan los ojos, que te vi cuando empezaban a cantar los pájaros y ya me parece mucho tiempo. Voy a mi habitación a vestirme, veo una foto de lo único que he querido y la guardo en un cajón, que tenerla a la vista cada día no es bueno para mi salud. Te contesto y cada cosa que llega cada cientoveinte segundos es mejor que la anterior. Me pone más cerder un beso tuyo que una mano en el pantalón. El día está mejorando. Va mejorando, me voy sintiendo mejor. Me falta verla, y una botella de rón.

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