Salía y saludaba al tipo con corbata posado en el árbol, mientras lo sobrante de la cerveza terminaba de evaporarse de su desgastado cuerpo. Vestido
de oso, desnudo debajo, pisando polvo y con una úlcera de pensamientos. Suelta humo, y es como si estuviese encendido por dentro, sus
ojos chispean con el roce del sol.
Un vaso es su mano y el orujo es su saliva.No hacen falta cremas ni azucar, ni tintes baratos.
Recuerda a una tipo del espejo que era mucho más guapo. Le envuelve el humo y chocan avispas de envidia contra el cristal.
Un fusco se eleva más alto que Dios, y él tocando el aire y
componiendo sonetos húmedos, que son inertes pero saben sentir.
Saluda a las flores, que ya huelen a cobre, el tipo de corbata a caído del árbol, la lluvia ahora
vuelve a las nubes grises formadas en su techo, el oso ha vuelto a la
cueva y la úlcera se ha vuelto hierro fundido.
El espejo ahora tiene mil caras y las avispas están contando polen, una ola se rompe y forma llameantes lágrimas.
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