Antes me gustaba andar por las vías. Encendía un cigarro, escupía en el suelo e iba por la linde hasta que me apeteciese o hasta que ya no podía pensar más. Me gustaba pensar sobre las vías. Siempre veía dos tipos de vías: las primarias y las secundarias. Las primarias son aquellas que albergaban el tránsito principal, los trenes grandes e importantes y las mercancías valiosas. Las secundarias eran iguales que las primarias, la única diferencia existente es que alguien había decidido que eran menos importantes y no podían hacer frente a la demanda de la primaria. Entonces un día me di cuenta que de eso se trataba, de que los hombres estábamos destinados a ser vías secundarias por capricho de los maquinistas.
Y volvi a escupir al suelo.
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